Estamos viviendo tiempos difíciles, muchos que vieron la gloria de Dios están perdiendo su primer amor dejando a un lado todo aquello que nos hizo servir en la obra.
Iglesia debemos reflexionar porque hay un fuego que Dios ha puesto sobre cada uno de nosotros como lo señala Apocalipsis 2:4-5 y al dejar estas primeras cosas y ser tibios trae consecuencias, por lo que es importante volver al primer amor.
Cuando entregamos nuestra vida a Jesús, lo recibimos como Señor y Salvador, por lo que pasamos hacer su posición y propiedad completa de Él.
Lastimosamente, muchas personas que se enamoran de Jesús dejan que entre los dardos del enemigo y dejan de importarle la obra.
El amor es afecto, emoción y sentimiento que desea hacerle el bien y agradar a otro, llevando este concepto del amor hacia Dios nos damos cuenta que no está centrado en recibir sino en darle a otro.
Es por ello, que cuando vengo delante de la presencia de Dios le hablo a Él como un loco enamorado.
El primer amor es cuando nos acercamos por primera vez a Jesús y experimentamos su presencia y su amor.
La Palabra nos cita y nos llama la atención que hemos dejado de cultivar el amor hacia Jesús.
Hay muestras que el primer amor se está perdiendo, se los enseño para que aprendan y los detecten porque todo esto lo provoca el enemigo que busca que pierdas tu identidad en Cristo.
Estas son las características de una persona que está perdiendo el primer amor: deja de orar y leer la Palabra, deja de congregarse y servir, deja de dedicar tiempo a Dios, comienza hacer las cosas que hacía antes, todo lo critica y cree que tiene el control.
Cuando alguien está en esta condición, pierde su identidad porque lo que te conecta a tu propósito lo has dejado a un lado.
La Biblia menciona “este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos de mí”.
Cuando una persona está atravesando por esta situación, le recomiendo analizar dónde se equivocó, vuelva a reconocer a Jesús como Señor y Salvador en esas áreas que no le ha entregado por completo, deja de mirar al otro y comience de nuevo a orar y a servir a Dios.
Vivamos cada día como si es el primer día que estamos conociendo a Jesús, enamorémonos de Él en cada respirar, en cada acción y decisión que tomemos, eso es lo que demuestra que realmente es nuestro Señor.
Hoy es el día de recuperar lo que hemos perdido, volvamos a ese primer tiempo, a ese primer amor, a realizar las primeras obras y que sea cultivado el amor hacia el Señor todos los días de nuestra vida.