En base a la Palabra, podemos darnos cuenta de algunas características del pueblo de Israel, al leer Nehemías 1:1-4: “1 Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte, estando yo en Susa, capital del reino, 2 que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén. 3 Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego. 4 Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos”
Notamos que él al recibir las noticias sobre cómo estaban sus hermanos hizo duelo por un tiempo, pero como sabía que en medio del dolor Dios le iba a dar una respuesta también oró y ayunó.
“16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”.