Jesús durante los tres y años y medio que estuvo con sus discípulos, les enseñó sobre el Padre y su Reino, pese a que les demostró el poder sobrenatural de Dios sus discípulos no entendían, es por ello que, aún después de su resurrección siguió mostrándoles y enseñándoles sobre el Reino de Dios, como lo establece Hechos 2:22-24 y 1:3

La resurrección es traer el poder sobrenatural de Dios a esta generación y como casa espiritual cargamos esta atmósfera.

Como discípulos nuestra fe debe estar fundamentada en la resurrección de Cristo y no en un Cristo muerto ni crucificado, sino un Cristo resucitado como lo indica 1 Corintios 15:14-19

El poder de la resurrección es lo que produce cambios en nuestra vida. Vencimos el pecado, maldición y enfermedades por la resurrección.

La palabra “resurrección” significa volver a levantarse de los muertos. La diferencia de la resurrección de Cristo con las otras resurrecciones que están en la Biblia, es que Jesús murió con el pecado de la humanidad y cuando resucitó venció toda maldición y resucita en un cuerpo glorificado, mientras que Lázaro resucitó siendo el mismo hombre.

El poder de la resurrección es la que sana a una persona de un cáncer, es la que restaura una familia y la que hace todo tipo de milagros.

La diferencia de nosotros a los creyentes de otros dioses, es que ellos saben que esas personas en las que ellos creen están muertos, pero nosotros le creemos a Jesús que está vivo.

Debemos entender de dónde provienen las maldiciones adversas porque desde Génesis 3:15 hay una enemistad entre la humanidad y las tinieblas.

No tenemos un Dios muerto, sino un Dios que está vivo y hace milagros.

Por eso este día nos presentamos delante de Dios y nos sentamos junto a Cristo en la mesa y traemos a memoria el poder de la resurrección. Le pedimos perdón al Padre por nuestros pecados, nos ponemos a cuenta con Él y tomamos el pan y el vino como símbolos del cuerpo y sangre de quien entregó su vida por nuestra salvación.

Le damos gracias a Jesús por vencer la muerte y que gracia a la grandeza de su amor hoy podemos decir que tenemos en nuestra vida a un Cristo vivo.