Dios se mueve a través de tiempos, temporadas y ciclos. En el Edén no existía el tiempo, pero cuando Adán pecó, él cayó de la eternidad al tiempo natural.

El Padre está en la eternidad e invade el tiempo natural, cuando una persona que está enferma o atada a algún pecado y de repente lo vemos sano o libre, es porque Dios invadió el tiempo natural.

Cuando culminó el 2023, no solo hubo un cambio de calendario, sino que se abrió una nueva oportunidad divina para cerrar ciclos, en otras palabras, estamos en una nueva oportunidad para tomar la dirección de Dios para lo que Él quiere para nuestra vida en este año.

Para ello, es importante cerrar el ciclo del año pasado y abrirnos a una nueva oportunidad, pero sino cerramos los tiempos pasados no podremos ver las expectativas y las nuevas experiencias.

No podemos empezar a escribir una nueva historia sino sanamos las heridas o capítulos pasados; ya sean buenas o malas experiencias, tenemos que dejar de aferrarnos al pasado.

Veamos a dos personas de quienes con su ejemplo aprenderemos de esta enseñanza, el primero fue José, un hombre que cerró ciclos en su vida, él tuvo dos características: perdón y confianza; es decir, perdonó el pasado y a todos quienes le habían hecho daño y confió en el futuro glorioso que Dios tenía para él.

La otra persona fue María, quien tuvo un corazón abierto y sumiso a Dios, porque ella siendo virgen escuchó las instrucciones del ángel y obedeció para traer al Salvador.

Para entrar en este nuevo año tenemos que tomar la cruz de Jesús y seguirlo, esto significa hacer la voluntad de Dios bajo las características que tuvieron estos dos personajes que les hablé.

Hay un libro nuevo que cada uno tenemos que escribir y no va hacer igual que el año pasado.

En Génesis 50:20-21: 20 Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. 21 Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón.“,  vemos que Dios nos habla que no podemos tener los temores del año pasado, José sabía que el Padre lo iba a sustentar y que todo lo malo lo transformaría en bueno.

Despidamos de una vez por toda el 2023, lo que logramos y lo que no, porque tenemos que entrar en el nuevo ciclo y a medida que nos liberamos de las cadenas pasadas le damos acceso a Dios para que nos invada con cosas nuevas.

Al leer la historia de José nos damos cuenta de todo lo que pasó, pero dejó todo eso atrás porque sabía que había portales de bendición para su vida.

A través de José, podemos aprender que las pruebas pasadas ya fueron y que tenemos una nueva oportunidad este año. Lo que ya pasó nos enseña que no podemos caer en los mismos errores.

Cuando practicamos las características que tuvo José, vemos que fue un hombre agradecido a pesar de todo lo que le pasó.

Ahora pasando al ejemplo de María, tenemos que tener un corazón abierto y dispuesto para la voluntad de Dios y así cumplir con su plan divino, esto es tener un corazón rendido.

Si María no hubiese obedecido, ninguno de nosotros estuviese redimido. En Lucas 1:38: “Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia“,  vemos que ella tuvo disposición, obediencia y confianza, que en otras palabras, todo esto se traduce en fe, y fe es el nivel más alto de honra para con Dios.

El Padre quiere que en este presente nos involucremos mucho más en su mover, ser parte de su trabajo en la iglesia, porque cuando vemos a María, ella tuvo que pagar un precio para que pudiese venir el hijo de Dios.

Muchos creen en Dios, pero son pocos los discípulos, el Padre no quiere seguidores sino discípulos y ser un discípulo no es cómodo ni fácil, pero el Señor así lo demanda como lo establece en Mateo 16:24-26: Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 25 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 26 Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

Lo primero que debemos hacer en este nuevo libro es convertirnos en un discípulo de Jesús, para ello debemos decidir dejar los años pasados atrás y creer en lo nuevo que Dios tiene para nuestra vida.

Presentamos delante del altar de Dios las cosas del pasado, las heridas, las enfermedades y aquellas personas que nos hicieron daño, cerramos los ciclos anteriores y los dejamos ir, pero también hemos escrito nuestros sueños, anhelos y compromisos para este 2024.

La Palabra establece que cuando estamos en Cristo todas las cosas son hechas nuevas y creemos que así será para cada uno de nosotros y que aún serán superadas nuestras expectativas, porque en este 2024 Dios nos va a sorprender y será nuestro mejor año.