Dios hace mucho con poco. Como la Palabra nos recuerda:
Hebreos 13:8 (RVR1960): “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.”
Lo que Él hizo en el pasado, lo sigue haciendo hoy en nuestro presente.
Recordamos cómo Jesús multiplicó siete panes y unos pocos peces para alimentar a más de cuatro mil personas:
📖 Mateo 15:36-37 (RVR1960): “Y tomando los siete panes y los pocos peces, levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio a sus discípulos; y los discípulos a la multitud. Y comieron todos y se saciaron; y recogieron siete canastas de los pedazos que sobraron.”
Lo que parecía insuficiente, en manos de Cristo se volvió abundancia: todos comieron hasta saciarse y sobraron canastas. Ese es el corazón de nuestro Dios: suplir nuestras necesidades con compasión y sobreabundancia.
El mensaje fue claro: la lógica humana ve imposibles, pero la fe declara lo que aún no se ve como realidad. La esperanza espera, pero la fe proclama y camina segura en la Palabra de Dios. Por eso, frente a la crisis o la escasez, no debemos rendirnos ni desanimarnos, porque cada dificultad es una oportunidad para ver un milagro y crecer en nuestra confianza en Dios.
Somos llamados a entregar lo poco que tenemos en manos de Cristo, creyendo que Él puede transformarlo en mucho. En medio de la dificultad, Él sigue siendo fiel, y sus milagros son ilimitados para quienes confían en Él. Coloquemos lo que tenemos en sus manos y veremos su poder.
