Amada Iglesia, el mensaje que le traigo en este día es para recordarle que usted y yo somos embajadores del Reino.
Hoy tenemos que volver nuestra mirada a Dios, poner nuestra mirada en las cosas de arriba, como lo manda Colosenses 3:2, dejando lo terrenal para dar frutos en la obediencia de su palabra.
Como hijos de Dios, Cristo Jesús nos dejó una misión en la tierra, la cual no podemos dejar de cumplir. En estos momentos difíciles hay mucha gente en desesperanza, que ha perdido la fe y ha caído en depresión, por eso la Iglesia tiene que volver a la pasión por las almas, por el perdido. Hay muchas cosas que nosotros estamos mirando, los errores, el pecado, el problema, la economía, las cosas de abajo, pero Colosenses dice que tenemos que poner nuestra mirada en las cosas de arriba.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios”. 2 Corintios 5:17-20.
En ese sentido, no debemos olvidar que Jesús nos reconcilió con Dios, porque antes de conocer al Señor estábamos en pecado, estábamos sirviendo al reino de Satanás, pero cuando vino Jesús a nuestra vida y el Espíritu Santo nos convenció, le abrimos el corazón a Jesús y pasamos del reino de las tinieblas al Reino de la Luz; con esto, se borró todo pasado porque fuimos reconciliados con Dios. Además de la salvación, sanidad, y restauración, tenemos un regalo adicional, Dios nos dio el ministerio de la reconciliación., somos embajadores en el nombre de Cristo.
En la actualidad, la Iglesia ha perdido la pasión, pero Dios nos está llamando a algo, el Señor hoy nos dice no sólo te salvé y te sané, sino que te di un ministerio. Tal vez usted está orando preguntándole al Señor cuál es su llamado, y eso está bien porque usted quiere descubrir cuál es su ministerio, siga orando por ello, pero le quiero dar buenas noticias, el día que usted dejó el pecado y le entregó su vida a Jesús, ya el Señor te entregó un ministerio, el de la reconciliación.
La Biblia dice que somos embajadores, mi identidad es que soy un hijo de Dios, un embajador de Cristo. Tiene que saber que en lo natural, un embajador es un representante con derechos y autoridad, que tiene documentos que le acreditan que el otro país en el que se encuentra no lo puede tocar. Un embajador en otro país tiene una embajada donde representa una nación, y ni siquiera la policía de tal país puede entrar a ese lugar porque le pertenece al embajador. Tienes que levantarte como un embajador para que el enemigo no pueda entrar a tu embajada, recuerda que eres representante y embajador del Reino de los cielos.
Si bien un embajador tiene ciertos privilegios, también ciertos deberes, y la misión nuestra como embajadores de Cristo es reconciliar al hombre con Dios; no es hablar del pecado, ni cuestionar, no es estar mirando la paja en el ojo ajeno, cada quien dará cuenta de sus pecados, cuando usted actúa como embajador, deja de mirar las cosas de abajo y vuelve su mirada a las cosas de arriba.
Pueblo entienda que Dios está preocupado por el perdido, Dios ama al perdido, no ama el pecado pero ama al pecador. Jesús entregó su vida en sacrificio por el pecador para darle salvación y vida eterna; ahora usted y yo somos el canal para reconciliar al hombre y a la mujer con Dios.
De modo que, el sacrificio de Jesús nos liberó y nos hizo embajadores, y como tales; tenemos autoridad dada por Dios para reconciliar al hombre con Él. Hay tanta gente que dice ser cristiana dando malas noticias, mientras que la Biblia dice, que debemos llevar a las personas a los pies de Cristo, no tenemos que hablar de las cosas malas, sino de lo que se me mandó a hablar, del Reino de Dios, de que Jesús tiene poder para salvar y sanar, mi mensaje debe ser el de salvación, debe ser el de Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Ahora bien, las preguntas son: ¿Qué mensaje está dando usted? ¿Está dando noticias del Reino o del diablo? ¿Estás siendo embajador del Reino en la tierra y representando a Jesús? ¿Cuándo la gente lo ve, está viendo a Jesús en usted? ¿De quién eres embajador?
Un embajador representa a Jesús, honra a su nombre, mostrando una manera de vivir conforme a la palabra de Dios, si usted está procurando vivir en santidad, entonces está representando al Reino. La gente tiene que ver a Jesús en usted, tienen que verle en paz y confiado.
Nosotros fuimos revestidos como hijos, adoptados como hijos para hablar la deidad de Dios y de Cristo, por eso somos sus representantes, lo que quiero decir es que, representamos su poder, su gloria y su autoridad. Dios nos llamó con un llamado santo, nos dio el ministerio de la reconciliación porque estábamos predestinados para cumplir esa misión como lo dice Romanos 8:29-30; Él nos dio su poder para hacerlo, a través del Espíritu Santo.
Jesús estuvo dispuesto a morir en la cruz para justificar nuestros pecados y nos liberó para ser embajadores del Rey de Gloria en la tierra, por eso; no puede esperar llegar al cielo para cumplir con su misión, porque allá todos están sanos y salvos.
Muchos ministerios o iglesias han sido establecidas en cuatro paredes, solo funcionan allí dentro, alguien se pregunta si ese es el propósito de Dios, no será que Dios en medio de esta pandemia, en tu casa, nos está llamando a salir a ver un mundo con necesidad, que vive sin esperanzas, que sufre porque no tienen un pastor.
Dios nos ha dado todas las riquezas espirituales, para que seamos el abrigo del mundo, para ser de alimento al hambriento y dar agua al sediento, así como lo dijo Jesús en Mateo 25:33-36.
El Señor dice que hay dos tipos de personas, las ovejas y los cabritos, y les dice a las ovejas ustedes fueron mis embajadores, estableciste mi reino en la tierra, porque los verdaderos embajadores son los que muestran las buenas obras que viven en sus corazones, que tienen compasión por el perdido, que saben que mejor es dar que recibir, que mejor es servir que ser servido, el amor se expresa mediante el servicio a los demás, Jesús dijo yo no vine a ser servido, yo vine a servir, ese fue el ejemplo que nos dejó, y nosotros como embajadores del Reino debemos modelar a Jesús.
Tenemos que reconocer que la gracia de Dios está sobre y en nuestra vida. Dios nos enseña desde Génesis hasta Apocalipsis que su propósito de Dios es salvar a la humanidad. La prioridad de Dios es salvar a miles de millones de personas, y esa debe ser la prioridad de su vida, salvar las almas, salvar al perdido.
Hermano, ya es momento de salir de las cuatros paredes y dejar de ver su propia necesidad, dele las gracias a Dios porque en medio del desierto su amor y fidelidad se ha mantenido con usted. Recuerde que usted tiene un ministerio dado por Dios, el ministerio de la reconciliación, por eso te invito a declarar “hoy salgo de la cueva y haré con otros lo que tú Señor has hecho conmigo, hoy me sacudo y me levanto, tomo la decisión de predicarle a mi familia, a mis vecinos, y a todos los perdidos, Amén”.
Lo importante es que debes estar dispuesto a pagar el precio que pagó Jesús por usted, si alguien le cierra la puerta o se burla de usted porque está hablando de Jesús, no te sientas mal, fija tu mirada en las cosas de arriba. Estos son los tiempos que se han anunciado por años, del avivamiento más grande de los últimos tiempos, pero para que eso suceda; usted tienes que reconciliar a alguien y ser parte del evangelismo más grande que habrá en la tierra, permita que Dios lo use para reconciliar al mundo con Él.