Unas de las cualidades del águila es su apariencia imponente, ya que está en un continuo proceso de evaluación y toma decisiones de remontarse en lo más alto de las montañas para rejuvenecerse.
Tomando como referencia a esta ave y respaldados por lo que establece las Escrituras en Isaías 40:3, Éxodo 19:4 y
Salmos 103:5, el mismo Dios nos ha dotado de esas esplendorosas características.
“Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios” Isaías 40:3
“4 Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí.” Éxodo 19:4
“El que sacia de bien tu boca,De modo que te rejuvenezcas como el águila.” Salmos 103:5
Fuimos creados para estar en las alturas y desde allí tener una mayor visión, de habitar en la presencia del Padre para ser rejuvenecidos y levantar nuestros brazos para recibir nuevas fuerzas”
Tomemos el ejemplo del águila que para ser renovada debe despojarse de su pelaje, garras y pico viejo.
2 Corintios 4:16 establece “Por tanto, no desfallecemos; antes bien, aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior, sin embargo, se renueva de día en día”.
El llamado en este tiempo es reforzar nuestra comunión con la presencia de Dios, y aunque nuestra renovación sea dolorosa es necesaria para que sea arrancado todo lo viejo y pueda venir en nuestra vida todo lo nuevo que ha sido destinado