Así como Dios llamó a todos los hombres y mujeres registrados en la Palabra a consagrarse y dejar atrás la vieja cultura, nuestro Padre hace lo mismo con nosotros cuando nos da la asignación por la que fuimos creados.

“Consagración” es entregarnos a nuestro Creador, amarlo, obedecerle y creerle, ejemplo de ello fue Abraham quien recibió la promesa de ser padre de multitudes.

Abraham fue un hombre criado en costumbres vanas, pero por fe y obediencia renunció radicalmente a todos los ídolos.

El Señor nos llama con propósitos eternos, pero debemos consagrar el corazón, así como lo señala 1 Juan 5:21 “Hijitos, guardaos de los ídolos, amén”.

Abraham tenía su corazón tan alineado al de Dios, que cuando Él le pidió a su hijo como sacrificio, no cuestionó, sino que obedeció, así lo establece Génesis 22:1-24

22 Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros. Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos. Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. 10 Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. 11 Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. 12 Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único. 13 Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. 14 Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá.[a] Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto”

Con ello aprendemos que todo proceso que viene de parte de Dios es para santificar nuestro corazón.

Dios quiere que identifíquenos los ídolos que están en nuestro corazón para entregarlos en sacrificio en su altar, porque su anhelo es que estemos rendidos por completo a Él

Entramos en un tiempo de consagración a través de su cruz. Como hijos de Dios decidimos morir al ego para alcanzar las promesas de Dios y la herencia completa para nuestras vidas, derribando todo ídolo y orgullo y entregando por completo nuestros corazones