Jesús, antes de ascender a los cielos, entregó a sus discípulos el mandato más importante:
Mateo 28:18-20 (RVR60)
“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”
Este mandato, conocido como La Gran Comisión, no es solo para los apóstoles o pastores, sino para todos los creyentes. Es un llamado que trasciende culturas, idiomas y fronteras, con el propósito de llevar salvación y vida eterna a las naciones.
Verdades claves:
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Es un mandato de Cristo
No proviene de un hombre común, sino del Señor mismo. Por eso debemos obedecer con reverencia y diligencia. -
La Iglesia primitiva es nuestro modelo
Ellos fueron llenos del Espíritu Santo, fluyeron en poder y autoridad, y aunque enfrentaron persecuciones, conquistaron ciudades y naciones con el evangelio.
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Pedro, un pescador común, y Pablo, un perseguidor de cristianos, fueron transformados por un encuentro con Jesús y el Espíritu Santo.
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Esto nos enseña que Dios no busca perfección, sino disposición.
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La cosecha está lista
Jesús dijo:
Juan 4:35 (NTV): “Despierten y miren a su alrededor, los campos ya están listos para la cosecha.”
La necesidad es inmensa y los obreros son pocos (Mateo 9:37-38). Hoy el Señor nos llama a ser esos obreros. -
Cómo cumplir la Gran Comisión
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Reconociendo que todo es por la gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo (1 Corintios 15:10).
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Sujeto a la voluntad del Padre, como lo hizo Jesús (Juan 5:19).
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Llevando el evangelio a todos, sin distinción de raza, cultura o nación (Efesios 3:8).
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Siendo luz que rompe la ceguera espiritual (2 Corintios 4:3-4).
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Sembrando la Palabra en corazones preparados (Marcos 4:20).
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Intercediendo para que haya verdadero arrepentimiento y salvación (Juan 16:8).
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La motivación: el amor y la compasión de Cristo
Jesús vino a salvar a los perdidos, a rescatar a los quebrantados y a dar vista a los ciegos (Mateo 20:34). La iglesia debe reflejar ese mismo amor y compasión, pues todos fuimos alcanzados por alguien que obedeció este llamado.Somos parte de un ministerio apostólico y profético, con una visión de conquista y de ganar almas para Cristo. El Señor ya ha preparado los campos: la cosecha está lista.
2 Corintios 5:18-19 (NVI)
“Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación. Esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y entregándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación.”
Querida iglesia, levantémonos como obreros competentes, apasionados por la visión de Dios, sirviendo con entrega, amor y fe. ¡Vamos por la cosecha que ya está lista! 🌾🔥
