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“Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes” 2 Corintios 13:14 (NVI).
Esta mañana la profeta Mackarena, fue la encargada de alimentar al pueblo con la palabra de Dios, enseñándonos sobre la oración y la comunión con Dios.
La Biblia nos enseña, que en el Génesis el hombre tenía una comunión plena con Dios. Adán y Eva escuchaban la voz de Dios, porque eran íntimos, ellos conocían los pensamientos y el corazón de Dios; pero cuando pecan aquello se rompe y se destruye.
Dios no sólo quiere que conozcamos al Dios de las obras, sino que primeramente podamos conocer al que hace las obras. Hermanos, el Dios que es dueño de todas las cosas, desde la creación, quiere ser nuestro amigo y nuestro compañero íntimo.
Lamentablemente, en la actualidad muchas veces estamos tan ocupados con todas las necesidades que debemos cubrir, que no dejamos tiempo para orar y estar en comunión con el Señor. Dios creó al hombre con un propósito, reflejar su imagen y semejanza (Génesis 1:26), quién conoce a Dios lo refleja a Él.
26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.”
Sin embargo, hoy les digo “la gran necesidad de nosotros es Él”, cuando logremos entenderlo veremos que sólo en Dios podemos sentirnos plenos. Si somos dependientes de Dios, nuestra economía próspera, somos sanos de toda enfermedad, nuestra familia es restaurada, y somos transformados.
Iglesia, era tanto lo que Dios nos anhelaba, que se despoja de su propio hijo para entregarlo por nuestros pecados, redimirnos, rescatarnos de las tinieblas y traernos a la luz, y que podamos estar en comunión con Él.
Estamos tan conscientes de que somos pecadores y no nos damos cuenta de que en la Cruz, Jesús pagó todo y a través de su sacrificio ahora tenemos el privilegio de ser llamados hijos de Dios. Gálatas 2:20.
20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”
Estar en comunión con Dios significa:
1. Lo que antes era valioso para nosotros, deja de serlo. Hay un cambio drástico porque el Señor ordena todo.
2. Solo perdiéndote en el, te hallarás a ti mismo. Ya no vives bajo tu justicia, sino la de Dios.
3. Perderemos todo sentimiento egoísta que podamos tener en nuestro corazón. Anhelar las profundidades de Dios, debe ser un deseo del cuerpo de Cristo.
Es hora de ordenar nuestras prioridades, poner a Dios en el lugar que merece, el primer lugar de nuestra vida. Necesitamos despertar el apetito espiritual y volver a estar en comunión con Dios.